Pensamientos

Ideas y Pensamientos que rondan en mi mente y en la mente de otros.

miércoles, mayo 31, 2006

Proteínas

"¿Cómo sería la vida sin proteínas?" Eso fue lo que preguntó un miembro del Comité para el Premio Nóbel cuando presentó a los ganadores en química en el año 2002. Tres científicos habían descubierto una forma de identificar las proteínas y crear imágenes tridimensionales de ellas.

Yo no soy científico ni sé mucho de proteínas. Pero me imagino que la vida sin ellas sería muy distinta. Las proteínas regulan nuestra presión sanguínea, descomponen toda la grasa y el azúcar que comemos, e incluso mantienen intacta nuestra piel. Sin proteínas, literalmente nos derrumbaríamos.

Ahora imagínate la vida sin tu fe, sin Jesús. La fe puede impedir que las presiones de la vida te abrumen. La fe traspasa todas las influencias que encuentras cada día y te recuerda lo que realmente necesitas. La fe en Jesús te puede ayudar a mantener la entereza cuando todo se derrumba.

Tu fe en Jesús te puede ayudar a soportar el dolor de cualquier pérdida. No hay sustituto para ella. La fe en Él es lo que salva tu alma, sana tu corazón y mueve las montañas que parecen tan abrumadoras.

lunes, mayo 29, 2006

Contra corriente

En la pasada cena de Navidad entorno a la mesa, mi madre me pidió que hiciera ese año la bendición y el agradecimiento a Dios. Como no estaba preparada tuve que improvisar.

Ese domingo había ido a misa sólo con mi padre y mis hijos, pues todos los demás estaban muy ocupados. El sacerdote habló de cuando Jesús se le pierde a María, quien luego busca a José para decirle y ambos se regresan a Jerusalén a buscarlo, cuando todos ya iban de regreso a Nazaret. De ahí concluí que buscar a Dios es, la mayoría de las veces ir, en contra de todos.

Entonces empecé dirigiéndome a mis sobrinas ya mayores, quienes salen a las 11:30 p.m. a las discos porque todos salen a esas horas; además se dizque visten callándose el pudor; mi cuñado sale solo a dar la vuelta (sin mi hermana) porque en el pueblo así se usa; mi cuñada vive más en casa de su mamá que en la propia con mi hermano y claro, esto a él le conviene porque sale cuando ella no está, es "normal" dice, aparte, le habla a mi hermano con tonos golpeados porque sus amigas así tratan a sus maridos o peor; y por último, ya casi no se usa ir a misa.

"¿Desde cuándo lo común es normal?" Les pregunté. "Nosotros no podemos ir por la vida como solteros cuando somos casados y punto, tan sencillo como eso; no podemos desvestirnos porque nos enseñaron a sentir pudor, no podemos sentirnos Dios sin nada que agradecer, porque somos mortales e insignificantes, con una inteligencia tan pequeña en la que no nos puede caber Dios con razonamientos."

Les dije: "Si se dicen Católicos, gánense ese nombre. Seguir a Dios no es fácil; es ir contra corriente. Cuando se busca a Dios y se sigue, se busca el cielo y a veces hasta lo podemos sentir y es ampliamente remunerado. El camino al infierno es ya desde aquí un infierno y las consecuencias tarde o temprano las vivimos, no como castigo sino cosecha de nuestros actos."

Por último, me dirigí a mis sobrinas y les dije: "Espero que sus amigas al andar semivestidas, al hablar con el 'guey' por delante, fumando y tomando y aparte alardeando de ello, no lo hagan para atraer al muchacho de su vida, al padre abnegado, al esposo fiel y responsable, porque créanme que están corriendo en dirección contraria, ellos andan en misa."

Ana Laura Sandoval

viernes, mayo 26, 2006

El segundo traje

Cierta vez un hombre visitó a su Rebe, Rabí Ierajmiel de Pshisja, y le relató su problema.

- "Rebe, soy un sastre. Con los años gané una excelente reputación por mi experiencia y alta calidad de mi trabajo. Todos los nobles de los alrededores me encargan sus trajes y los vestidos de sus esposas. Hace unos meses, recibí el encargo más importante de mi vida.

El príncipe en persona escuchó de mí y me solicitó que le cosiera un ropaje con la seda más fina que es posible conseguir en el país. Puse los mejores materiales e hice mi mejor esfuerzo. Quería demostrar mi arte, y que este trabajo me abriera las puertas a una vida de éxito y opulencia.

Pero cuando le presenté la prenda terminada, comenzó a gritar e insultarme: ¿Esto es lo mejor que puedes hacer? ¡Es una atrocidad! ¿Quién te enseñó a coser?

Me ordenó que me retirara y arrojó el traje tras de mí. ¡Rebe, estoy arruinado!. Todo mi capital estaba invertido en esa vestimenta, y peor aún, mi reputación ha sido totalmente destruida. ¡Nadie volverá a encargarme una prenda luego de esto! ¡No entiendo qué sucedió, fue el mejor trabajo que hice en años!"

- "Vuelve a tu negocio", dijo el Rebe, "descose cada una de las puntadas de la prenda y cóselas exactamente como lo habías hecho antes. Luego llévala al príncipe."

- "¡Pero obtendré el mismo atuendo que tengo ahora!", protestó el sastre. "Además, mi estado de ánimo no es el de siempre".

- "Haz lo que te indico, y Dios te ayudará", dijo Rabí Ierajmiel.

Dos semanas después, el sastre retornó.

- "¡Rebe, usted ha salvado mi vida! Cuando le presenté nuevamente el ropaje, el rostro del noble se iluminó: ¡Hermoso!, exclamó. ¡Este es el más hermoso y delicado traje que haya visto!

Me pagó generosamente y prometió entregarme más trabajo y recomendarme a sus amigos.

Pero Rebe, deseo saber ¿cuál era la diferencia entre la primer prenda y la segunda?"

- "El primer traje", explicó el Rebe, "fue cosido con arrogancia y orgullo. El resultado fue una vestimenta espiritualmente repulsiva que, aunque técnicamente perfecta, carecía de gracia y belleza. Sin embargo, la segunda costura fue hecha con humildad y el corazón quebrado, transmitiendo una belleza esencial que provocaba admiración en cada uno que la veía".

Fray Fernando Rodríguez



martes, mayo 23, 2006

Mirar hacia arriba

Cuando estaba en secundaria, me importaba mucho lo que mis amigos pensaran de mí. Durante esos años crecí más que el resto de mis compañeros. Ser tan alto me hacía sentir incómodo. Para mantener la atención lejos de mí y de mi altura inusual, me uní al grupo que se burlaba de otros niños. Ser uno de los chistosos de la clase ayudó a asegurarme que los chistes se dirigieran hacia otros y no hacia mí.

Yo hacía todo tipo de bromas que herían, y a veces dañaban a los otros. Una vez, antes de la clase de gimnasia, mis amigos y yo pusimos pomada para curar torceduras en los pantalones cortos de gimnasia de uno de los niños del equipo de baloncesto. No solamente lo humillamos, sino que también tuvo que ir a la enfermería. Pensé que iba a ser chistoso, pero nadie lo consideró así, y menos mi padre.

Mis padres no siempre pensaban que mi comportamiento era chistoso. Me recordaban la Regla de Oro: tratar a otros como me gustaría que me trataran. Muchas veces me regañaban por la manera en que trataba a los demás. Lo que yo hacía era herir a otros niños y al mismo tiempo dañaba mi reputación como alguien a quien debería respetarse. Mis amigos me veían arriba porque yo era alto, pero ¿qué veían?

Mis padres querían que yo fuera un líder y un buen ejemplo para los otros: un ser humano decente. Me enseñaron a proponerme metas y a ser el mejor en todo lo que hiciera. En las lecciones que me daba mi padre, me decía una vez y otra vez que fuera el líder que merecía ser: que fuera un hombre grande de corazón y acciones, así como mi cuerpo. Tenía que preguntarme si era o no importante ser el tipo de líder y persona que mi padre creía que yo era. Sabía en mi corazón que él tenía razón. Así que traté de seguir sus consejos lo mejor que pude.

Cuando me concentré en ser el mejor en baloncesto y me volví el mejor en el juego, me hice el propósito de ser un buen ejemplo. A veces tengo que detenerme y pensar antes de actuar; ocasionalmente cometo errores: todos somos humanos. Pero continúo buscando oportunidades donde pueda hacer una diferencia y poner un buen ejemplo, como me lo aconsejó mi padre. Ahora se los dejo a ustedes:

"Sé un líder, Shaq, no un seguidor. Ya que la gente tiene que mirarte hacia arriba, dales una buena razón para hacerlo".

Shaquille O'Neal

lunes, mayo 22, 2006

Dios mehabló

Una tarde, mi esposa y yo fuimos a un centro comercial para comprar unas cosas que necesitábamos. Una vez terminadas las compras, y justo antes de abordar, se nos acercó un hombre delgado con una mochila pesada a cuestas y, a su izquierda, su esposa sosteniendo a una criatura de apenas un mes de vida. Tanto él como ella reflejaban en sus rostros cansancio y desesperación.

Inmediatamente el hombre me dirigió la palabra diciendo: "Señor, no tengo trabajo, no tengo un centavo para movilizarme por lo que le pido por favor, nos ayude... tenemos que llevar a nuestro hijo al Hospital del Niño y no sé cómo lo vamos a hacer"

Tal escena conmovió mi corazón, miré a mi esposa y saqué mi cartera y al abrirla, le di todo lo que tenía. Antes de que él se retirara, le dije que aguardara y entré a mi carro y saqué un puñado de monedas e igualmente se las entregué.

Cuando ya estaba conduciendo, me pasó por la mente que probablemente esa pareja escudó su necesidad de dinero con un argumento falso, pero inmediatamente sentí que Dios me habló diciéndome así:

"Hijo mío, todo lo que tú hagas movido por la solidaridad con el necesitado y por el amor al prójimo, YO lo miro con buenos ojos y recompensaré tu obra. No trates de pensar en lo que pudo haber motivado a esas personas en solicitar tu ayuda. Si lo que motivó a estas personas no fue realmente lo que dijeron, no te preocupes... yo me ocupo de eso... así que ve tranquilo con tu conciencia"

En ese momento, solté a llorar arrepentido por lo que pensé, pero inmensamente agradecido por lo que hice y lo que escuché de mi Señor Jesús. En ese momento entendí, con conocimiento de causa, que el dar es una acción pura de entrega de lo que sale del corazón y no debemos prejuzgar las acciones de los demás al momento de dar.

No nos corresponde a los hombres; ¡Dios nos pide que lo dejemos en sus manos!



domingo, mayo 21, 2006

¡Avanza!

Cuentan que un par de marineros habían bebido durante toda la noche en una isla cercana al puerto. En la madrugada, salieron muy tomados y en la oscuridad. Subieron a su bote al cual apenas pudieron llegar. A duras penas empezaron a remar durante la madrugada, y al amanecer un poco uno de ellos se dio cuenta de que ¡no habían desamarrado el bote!

Cuántas veces nosotros tratamos de hacer esfuerzos para mejorar nuestras vidas, pero sin embargo dejamos de lado el hecho de que para avanzar requerimos más que buena voluntad. Requerimos soltar amarras que nos atan al puerto para poder seguir adelante. Hay muchas amarras que nos pueden retrasar. Odio, rencor, dolor, tristeza, apatía, pereza o tantas otras cosas a las que estamos expuestos cada día. Si queremos avanzar, debemos soltarnos de todas esas cosas que de una forma u otra evitan que nos acerquemos a Dios. No desgastes tus fuerzas remando sin haber soltado tus amarras, usa todas tus fuerzas para perdonar, levantarte, animarte y luego usa todas tus fuerzas para avanzar.

Y si sientes desde hace mucho la impresión en tu corazón de que hay algo que falta en tu vida, algo que sientes que has tenido que hacer siempre pero no lo has hecho y no sabes qué es... Si sientes que tienes tal vez trabajo, familia, auto y hasta prosperidad pero a pesar de todo eso sientes que algo te falta... Ese es Dios que te llama a servirle... Ese es Dios que te llama a avanzar hacia Él.

No esperes más, busca hoy mismo la iglesia y el servicio a Dios. Busca un grupo, una parroquia y empieza a ser pleno llenando ese espacio que solamente Dios puede llenar en tu vida. Y serás entonces totalmente pleno.

Vamos, ¡Avanza!



jueves, mayo 18, 2006

Pantalones mojados

El niño de 8 años entró en el salón de clase para hacer su examen final. Se encontraba muy nervioso por el examen. Su angustia creció tanto que, sin poder controlarse, se orinó en sus pantalones. Miró hacia abajo y vio cómo las gotas caían suavemente al piso.

Para su sorpresa, cuando levanta la vista y ve a su profesora, nota que lo llama a su escritorio. ¿Cómo podría moverse sin dejar al descubierto su situación? La profesora, al notar que el niño está como paralizado y no va hacia ella, lentamente se viene al pupitre del niño. ¡Oh no!, piensa él. ¿Qué hacer? Ahora será avergonzado y sus compañeros se reirán de él.

En ese momento una niña compañera de clase viene hacia él con una pecera, y al pasar frente a él se tropieza y derrama el agua de la pecera sobre la ropa de él, mojándole totalmente. La maestra apresuradamente toma al niño y lo lleva al baño para ayudarlo a cercarse su ropa, mientras él internamente decía: Gracias Dios, Gracias Dios. Sí hay un Dios en el cielo. Qué gran regalo me diste.

Para ocultar aún más lo que vivió, le gritó a la niña: "¿No ves por dónde caminas? ¡Idiota!"

En el tiempo de receso, ningún compañerito se quiso acercar a la niña y ella se quedó sola. Todos la miraban con menosprecio por haber mojado al compañero. Cuando terminó la clase, la niña iba caminando solita hacia su casa, ya que ninguno quería estar con ella y el niño se acercó y le preguntó: ¿Realmente te tropezaste? ¿Fue un accidente?

Ella lo miró y le dijo: No, yo vi lo que te pasó, vi que te orinaste y la profesora venía a ti, por eso corrí y tome la pecera para hacer que me tropezaba... porque no quería que fueras avergonzado.

Ahora el niño estaba más paralizado de lo que se sintió en clase.

No puedo olvidar cómo Dios también muchas veces ha derramado la pecera sobre mí para protegerme. También yo muchas veces me he orinado en los pantalones... pero Él, con amor y cariño, ha creado una situación que no he entendido en el momento... y luego tengo que agradecerle por haberme mojado con la pecera de su amor.

(Desconozco su autor)

El deseo de Navidad

Era la noche de Navidad y Dios miró a la Tierra para contemplar a todos sus hijos. Habían transcurrido más de 2000 años desde que Él se encarnó en el seno de la Santísima Virgen María y vino al mundo para redimir a los hombres.

Entonces se dirigió a uno de sus ángeles más jóvenes y le dijo:

- Baja a la tierra y tráeme una sola cosa, la que mejor represente todo lo bueno que se ha hecho hoy en Mi Nombre.

El ángel hizo una reverencia y descendió al mundo de los humanos, buscando aquello que encerrara lo que Dios le había pedido. Su misión resultó algo difícil pues muchas cosas se habían hecho para homenajear el nacimiento del Niño Jesús. Para el día de Navidad, las guerras habían cesado temporalmente, las catedrales habían sido construidas y grandes novelas habían sido escritas. ¿Cómo sería posible encontrar entonces algo que representase todo esto?

Mientras sobrevolaba la Tierra, el ángel escuchó el sonido de las campanas de una iglesia. La melodía que se desprendía del campanario era tan hermosa que le recordó la voz de Dios. Mirando hacia abajo, vio la pequeña iglesia de donde provenía la música, y pudo escuchar el canto de un coro que entonaba "Noche de Paz". Al ingresar al templo, el ángel comprobó que había una sola voz que cantaba la canción. Pero inmediatamente una segunda voz continuó a la primera en perfecta armonía, y luego otra y otra hasta que el coro de voces alumbró el recinto durante toda la noche.

Encantado por el mágico sonido, permaneció en el templo hasta que la canción terminó. Luego se elevó de nuevo por los aires escuchando en todo lugar los maravillosos sonidos que se desprendían de los villancicos. En cada ciudad, fuera ésta pequeña o grande, el ángel escuchó canciones alusivas al Nacimiento de Cristo en la Tierra, interpretadas por grandes orquestas, o bien por las voces de los soldados que se encontraban solos en un campamento militar. Y en cada uno de aquellos lugares encontró paz en los corazones de esos hombres, mujeres y niños.

Tomando con sus manos uno de los sonidos emitidos por una melodía que flotaba en el aire, pensó que quizás estas canciones podrían representar lo mejor que podía ofrecer la Tierra en esta Navidad. La voz del hombre era utilizada para entonar bellas cadencias, a través de las cuales se llevaba la esperanza y el aliento a aquellos que creían haberlo perdido todo. Sin embargo, a pesar de haber encontrado la respuesta a lo que estaba buscando, su corazón le decía que esta música por sí sola no era suficiente. Debería de haber algo más.

Continuó su viaje a través de la espesura de la noche hasta que de repente oyó la oración elevada por un padre en su camino al cielo. Nuevamente miró hacia abajo y vio a un hombre rezando por su hija, de quien no tenía noticias desde hacía mucho tiempo, y que no estaría en casa para esta Navidad.

Siguiendo la intención de la oración, el ángel encontró a la hija de aquel hombre. Estaba parada en la esquina de una ciudad muy grande y, al frente, había un viejo bar donde fácilmente uno podía darse cuenta de que los que estaban sentados ahí rara vez levantaban su vista para mirar por encima de sus bebidas, por lo que no notaron la presencia de la niña. Quien atendía el bar era un hombre que no creía en nada, excepto en su barra y su caja registradora. Nunca se había casado, nunca había tomado vacaciones y nunca nadie lo había visto lejos de la barra, ni tampoco se sabía cuándo se había iniciado en aquel oficio. Siempre estaba ahí cuando los clientes llegaban y se iban. No daba crédito a nadie y de vez en cuando por 75 centavos de dólar servía vasos de whisky con hielo a las personas que pasaban la mayor parte del tiempo sentadas en el bar.

De repente, la puerta se abrió y entró un pequeño niño. El barman no podía recordar la última vez que había visto a un niño en aquel lugar, pero antes de que tuviera tiempo para averiguar qué quería, el niño le preguntó si sabía que había una niña, afuera, en la puerta, que no podía regresar a casa en la noche de Navidad. Dando un vistazo por la ventana, vio a la niña frente a la acera. Volteándose hacia el niño, le preguntó cómo sabía eso. El chico replicó:

- Si hoy, siendo Navidad, ella pudiese estar en casa con los suyos, en verdad te digo que lo estaría.

El barman, pensativo, miró de nuevo a la niña. Luego de algunos segundos fue a la caja registradora y sacó todo el dinero que había ahí. Salió del bar, cruzó la pista y siguió a la niña, que había avanzado varios metros. Todos los que estaban en el bar le pudieron ver cuando hablaba con la niña. Finalmente, llamó a un taxi, la hizo subir y le indicó al chofer:

- Al aeropuerto Kennedy.

Mientras el taxi se perdía en medio de los demás autos, volteó para buscar al chico, pero él ya se había ido. Regresó al bar y preguntó a todos si habían visto hacia dónde se había dirigido, pero como él, se habían entretenido mirando cómo se perdía el taxi en las calles. Entre risas, un parroquiano comentó que el milagro más increíble del mundo había ocurrido puesto que durante el resto de la noche, nadie pagó por un trago.

El ángel voló de nuevo. Subió al cielo y puso en las manos de Dios lo que finalmente había encontrado para Él: el deseo de un alma por la felicidad de otro. Y Dios sonrió.



lunes, mayo 15, 2006

Flores amarillas

Cierto día, caminado en un parque cercano a casa, observé que entre los muchos árboles del lugar había uno que llamó mi atención. Éste tenía unas pequeñas flores amarillas, pero lo curioso era que en el piso se dibujaba la copa del árbol con flores amarillas un poco más grandes. Estas eran las flores que habían caído del árbol.

Las flores que en su momento habían sido muy hermosas y le daban belleza al árbol, ahora estaban en el suelo a punto de marchitarse, pero en su lugar había unas nuevas flores que apenas se abrían y le estaban dando a ese mismo árbol una belleza nueva.

Para que las flores nuevas nacieran, las anteriores debían abandonar el árbol, y así sucesivamente pasaría durante la vida de dicho árbol.

En nuestra vida es igual, hay etapas, circunstancias, momentos y personas en nuestras vidas que la hacen más hermosa, pero no siempre estarán ahí. Dios quiere que aprendamos a disfrutar cada cosa en su momento, cada detalle que Él nos da cada día, y que cuando estos ya no estén no nos entristezcamos por ello, mejor esperemos y confiemos con la certeza de que vendrá algo bello otra vez.

Eunice Rodríguez

Época de cambios

Hay veces que nos suceden cosas que nos dejan tambaleantes, como si la tierra estuviera sacudiéndose bajo nuestros pies.

Nuestro sentido de seguridad está siendo retado, y la tendencia natural es tratar de aferrarnos a lo que tenemos.

Pero este terremoto interior es tanto necesario como tremendamente importante. Si lo permitimos, uno emerge de los escombros más fuerte y más dispuesto para nuevas experiencias.

Hay que tratar de observar estas crisis con desapego, casi como si estuviera sucediéndole a otra persona. Decir sí al proceso, y encontrarnos con él a medio trayecto.

Después del fuego, la tierra se reabastece; después de la tormenta, el aire es claro; después de la fría noche, el sol siempre sale, ilumina y calienta.

domingo, mayo 14, 2006

Mipetición

Esta mañana, cuando Dios abrió una ventana del Cielo, me vio y me preguntó:

- ¿Hijo, cual es tu mejor deseo para el próximo año?

Yo le respondí:
- Señor, por favor, cuida de la persona que está leyendo este mensaje y su familia, pues ellos se lo merecen y yo los quiero mucho.

Que Dios les bendiga a lo largo de todo el año que vivimos.
De todo corazón

Del Ladrillo

Durante un viaje, recibí un fax de mi secretaria.

"Está faltando un ladrillo de vidrio para la reforma de la cocina" -decía ella. "Le envío el borrador del proyecto, es un proyecto que el albañil usará para recompensar la falta"

Por un lado, había deseado que mi mujer lo hiciera: filas armoniosas de ladrillos de vidrio, con una abertura para la ventilación. Del otro lado, el proyecto que resolvía la falta de un ladrillo, un verdadero rompecabezas, donde los cuadrados de vidrio se mezclaban sin cualquier estética.

"Compren el ladrillo que falta", escribió mi mujer. Así se hizo. Y el diseño original fue mantenido.

Aquella tarde, me quedé pensando mucho tiempo en lo ocurrido: Cuántas veces, por la falta de un simple ladrillo, desfiguramos totalmente el proyecto original de nuestras vidas.

Del libro "Maktub", de Paulo Coelho

sábado, mayo 13, 2006

Corrigiendo nuestros errores

Bette Nesmith Graham nunca se propuso ser inventora, sólo intentaba solucionar los problemas que le provocaba su poca experiencia en mecanografía.

A la edad de 17 años, Bette obtuvo un trabajo de oficina. Ella desarrolló su carrera en la empresa desde el equipo de apoyo mecanográfico hasta el nivel de secretaria ejecutiva, pero encontró una valla grande el camino: las máquinas de escribir eléctricas.

Estas invenciones nuevas (y sus errores de mecanografía) le causaron todo tipo de problemas. Las cintas de película de carbón en las nuevas máquinas provocaban un gran desastre cuando Bette trataba de corregir sus errores con un borrador de lápiz.

La inspiración para resolver su apuro vino de pintores de ventanas que simplemente daban brochazos sobre borrones y desperfectos en su trabajo. Ella pensó que la artimaña funcionaría también para ella. Como su formación de artista le hacía estar acostumbrada al uso de pinturas y tintas, intentó crear un producto con el que lograría tapar las faltas de mecanografía que cometía en el trabajo.

Tras diversos intentos, elaboró una sustancia blanca que se secaba rápidamente y servía para ello, así que la puso en una botella y se la llevó al trabajo. Cuando cometía algún error extendía la sustancia sobre el papel con un pequeño pincel y luego volvía a escribir encima. Con esta botella de pintura blanca y un pincel de acuarela, Bette inició el camino a la fama y la fortuna.

En 1956, la invención de Bette era tan popular entre sus compañeros y amigos que convirtió su cocina en un laboratorio y hacía lotes de "Mistake Out" en su cocina y el garaje.

En 1967, cuando la demanda subió por los cielos, ella cambió el nombre a "Liquid Paper" y solicitó una patente y una marca registrada.

Allá por 1975, la compañía empleaba a 200 personas, hizo 25 millones de botellitas y distribuyó el producto en 31 países. Bette usó parte de las ganancias para crear dos fundaciones para ayudar a las mujeres a encontrar nuevas maneras de ganarse la vida.

Bette vendió la compañía cuatro años después a la Corporación Gillette por 47.5 millones de dólares. Seis meses después, murió.

El ejemplo de esta mujer emprendedora nos enseña una gran lección espiritual: Muchas veces nos ahogamos en un mar de dificultades; sin embargo, tenemos la capacidad dada por Dios para encontrar solución a nuestras inconveniencias, no sólo para que salgamos de ellas, sino para que también seamos de bendición y ayuda a muchos que están pasando por las mismas pruebas.

Esposo exigente

Hace algún tiempo, vino a visitarnos un numeroso grupo de profesores de Estados Unidos a nuestra casa en Calcuta.

Antes de irse me pidieron:

- Díganos algo que pueda ayudarnos, que nos estimule a ser mejores.

Les contesté:

- Sonríanse unos a otros. Tengo la impresión de que ya no nos queda tiempo ni siquiera para sonreírnos unos a otros.

Uno de ellos me dijo:

- Madre Teresa, ¡cómo se ve que no está usted casada!

Le dije:

- Sí, lo estoy. Le aseguro que a veces me resulta difícil sonreír a Jesús, porque pide mucho.

Madre Teresa de Calcuta

¿Quién impedía tu crecimiento?

Un día, cuando los empleados llegaron a trabajar, encontraron en la recepción un enorme letrero en el que estaba escrito: "Ayer falleció la persona que impedía el crecimiento de Usted en esta empresa. Está invitado al velorio, en el área deportiva".

Al comienzo, todos se entristecieron por la muerte de uno de sus compañeros, pero después comenzaron a sentir curiosidad por saber quién era el que estaba impidiendo el crecimiento de sus compañeros y la empresa. La agitación en el área deportiva era tan grande que fue necesario llamar a los de seguridad para organizar la fila en el velorio. Conforme las personas iban acercándose al ataúd, la excitación aumentaba: ¿Quién será que estaba impidiendo mi progreso? ¡Qué bueno que el infeliz murió!

Uno a uno, los empleados agitados se aproximaban al ataúd, miraban al difunto y tragaban seco. Se quedaban unos minutos en el más absoluto silencio, como si les hubieran tocado lo más profundo del alma. Pues bien, en el fondo del ataúd había un espejo... cada uno se veía a sí mismo... con el siguiente letrero:

<<Sólo existe una persona capaz de limitar tu crecimiento: ¡TÚ MISMO!

Tú eres la única persona que puede hacer una revolución en tu vida. Tú eres la única persona que puede perjudicar tu vida, y tú eres la única persona que se puede ayudar a sí mismo.

Tu vida no cambia cuando cambia tu jefe, cuando tus amigos cambian, cuando tus padres cambian, cuando tu pareja cambia. Tu vida cambia, cuando tú cambias. Eres el único responsable por ella. Examínate... Y no te dejes vencer.>>

El mundo es como un espejo, que devuelve a cada persona el reflejo de sus propios pensamientos. La manera como tú encaras la vida es lo que hace la diferencia.

Necesidades

La próxima vez que tengas una necesidad que creas imposible de ser suplida piensa en esto:

Cuando Moisés y el pueblo de Israel estuvieron en el desierto era necesario alimentarlos. Y para alimentar a 2 ó 3 millones de personas se requiere mucha comida.

Moisés necesitaba tener 1,500 toneladas de alimentos diariamente. Para acarrear esa cantidad de comida, serían necesarios dos trenes de carga, de una milla de largo cada uno.

Además, necesitaban madera para encender fuego para cocinar los alimentos. Se necesitarían 4,000 toneladas de madera y algunos trenes más, de una milla de largo, para acarrearla, sólo para un día. Ellos duraron 40 años en el desierto.

Si sólo tuvieran agua para beber y lavar los trastes, se necesitarían 11,000,000 de galones cada día, y un tren con carros tanque, de 1,800 millas de largo para traerla.

Además, tenían que cruzar el Mar Rojo de noche. Para poder hacerlo, se necesitó un espacio de 3 millas de ancho, para que pudieran pasar en filas de 5,000 y poder cruzar en una sola noche. Cada vez que acampaban se requería un terreno de 750 millas cuadradas.

¿Crees que Moisés haya calculado todo esto antes de salir de Egipto? No creo. Y es que Moisés le creía a Dios y sabía que Él se hacía cargo de estas cosas.

¿Crees tú que el Señor tenga alguna dificultad para hacerse cargo de tus necesidades?

Su Amor está siempre contigo, sus promesas son Verdad, y cuando le entregas todas tus preocupaciones, Él te saca adelante. Así que cuando el camino por el que viajas parezca muy pesado, recuerda orar, hacer tu parte... y el Señor hará lo demás.

viernes, mayo 12, 2006

Maravillas

El famoso Luis Pasteur estaba cierta mañana con sus manos puestas sobre su mesa de estudio, con sus dedos juntos en forma de pantalla y su cabeza inclinada a pocos centímetros de la mesa; hasta que por fin levantó su cabeza, y separando las manos, apareció un pequeño microscopio.

Un estudiante que había estado observándole, tan callado durante largo rato, dijo:

- Pensaba, doctor Pasteur, que estaba usted orando.

- Así es -replicó el científico levantando su microscopio-, estaba diciendo a Dios cosas muy lindas, aunque no tanto como las que Él estaba diciéndome a mí por medio de sus obras.

Evitemos en el día de hoy que nuestras ocupaciones y diario agitar mantengan nuestros ojos y nuestros corazones cerrados, tomemos un minuto para disfrutar y agradecer los maravillosos regalos que Dios nos da en todo momento a través de su Creación.

CerrandoCírculos

Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos. Como quiera llamarlo, lo importante es poder cerrarlos, dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.

¿Terminó con su trabajo? ¿Se acabó la relación? ¿Ya no vive más en esa casa? ¿Debe irse de viaje? ¿La amistad se acabó?

Puede pasarse mucho tiempo de su presente "revolcándose" en los por qué, en devolver el casete y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho.

El desgaste va a ser infinito porque en la vida, usted, yo, su amigo, sus hijos, sus hermanas, todos y todas estamos abocados a ir cerrando capítulos, a pasar la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante.

No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltar, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros.

No. ¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir! Por eso a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, papeles por romper, documentos por tirar, libros por vender o regalar.

Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación. Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar.

Hay que dejar ir, hay que pasar la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente. El pasado ya pasó.

No esperen que le devuelvan, no espere que le reconozcan, no espere que alguna vez se den cuenta de quién es usted. Suelte el resentimiento, el prender "su televisor personal" para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarlo mentalmente, envenenarlo, amargarlo.

La vida está para adelante, nunca para atrás. Porque si usted anda por la vida dejando "puertas abiertas", por si acaso, nunca podrá desprenderse ni vivir lo de hoy con satisfacción.

Noviazgos o amistades que no clausuran, posibilidades de "regresar" (a qué), necesidad de aclaraciones, palabras que no se dijeron, silencios que lo invadieron ¡Si puede enfrentarlos ya y ahora, hágalo!, si no, déjelo ir, cierre capítulos.

Dígase a usted mismo que no, que no vuelve. Pero no por orgullo ni soberbia, sino porque usted ya no encaja allí, en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en ese escritorio, en ese oficio.

Usted ya no es el mismo que se fue, hace dos días, hace tres meses, hace un año, por lo tanto, no hay nada a que volver. Cierre la puerta, pase la hoja, cierre el círculo. Ni usted será el mismo, ni el entorno al que regresa será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático.

Es salud mental, amor por usted mismo desprender lo que ya no está en su vida. Recuerde que nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo, nada es vital para vivir porque: cuando usted vino a este mundo "llegó" sin ese adhesivo, por lo tanto es "costumbre" vivir pegado a él, y es un trabajo personal aprender a vivir sin él, sin el adhesivo humano o físico que hoy le duele dejar ir.

Es un proceso de aprender a desprenderse y, humanamente se puede lograr porque, le repito, nada ni nadie nos es indispensable. Sólo es costumbre, apego, necesidad. Pero... cierre, clausure, limpie, tire, oxigene, despréndase, sacuda, suelte. Hay tantas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la que escoja, le ayudará definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad.

¡Esa es la vida!

Paulo Coelho

12 maneras de seguir sonriendo

1. Aférrate a tus sueños, y no los abandones ¡jamás!
2. Muéstrale al mundo lo maravilloso que eres.
3. Confía en las posibilidades de la vida, y no te apresures a juzgar a los demás.
4. Confía en la estrella que brilla en tu cielo.
5. Encara tus problemas uno por uno para vencerlos.
6. Confía en toda tu fuerza interior.
7. Muestra al mundo la luz secreta de tu alma.
8. No huyas de aquellos que traen amor a tu vida.
9. Mira lo bueno en la vida y no sucumbas a las adversidades.
10. Muéstrate tal como eres, pues tienes cualidades especiales que te han sostenido hasta ahora, y que siempre te sostendrán.
11. No pierdas el valor.
12. ¡Llena tu corazón de felicidad y espárcela en todo lo que hagas!

Recuerda sonreír... ¡la vida es hermosa!

Recuerdos de una Navidad

No lo creí. El Niño Jesús tenía cosas más importantes que hacer con su tiempo que observar si yo era un niño bueno o malo. Aún con mi limitada sabiduría de un niño de siete años, había decidido que, en el mejor de los casos, sólo podía vigilar a dos o tres muchachos a la vez. Y, sin embargo, mamá, que sabía todo, me había repetido una y otra vez que Él sabía, veía y evaluaba todas nuestras acciones y que no podíamos compararlo con cualquier cosa que pudiéramos entender nosotros, los seres humanos.

En esta época navideña en particular, mi comportamiento de un niño de siete años era todo menos ejemplar. Mis hermanos, todos mayores que yo, por lo visto nunca causaban problemas. En cambio yo siempre estaba en medio de todos los problemas. En pocas palabras, era un niño malcriado.

Cuando menos un mes antes de la Navidad, mamá me advertía: "Te estás portando muy mal, Felice. De modo que -me amonestaba- más vale que cambies tu comportamiento. Yo no puedo portarme bien por ti. Sólo tu puedes optar por ser un buen niño".

"¿Qué me importa? -contestaba yo. De todos modos el Niño Jesús nunca me trae lo que quiero."

Mis amigos recibían bicicletas, rompecabezas, bastones de caramelo y guantes de béisbol, yo recibía manzanas, naranjas, nueces surtidas y algunas castañas, tan duras como las piedras. Durante las siguientes semanas hacía muy poco para 'mejorar mi comportamiento'.

Como sucede en la mayoría de los hogares, la Nochebuena era mágica. A pesar de que éramos muy pobres, siempre teníamos comida especial para la cena. Como somos una familia católica, todos íbamos a confesarnos y después nos dedicábamos a decorar el árbol. La noche terminaba con una pequeña copa del maravilloso ponche de mamá. ¡No importaba que tuviera un poco de frutas; la Navidad sólo llegaba una vez al año!

Fue cuestión de minutos, después de escuchar los primeros movimientos, para que todos nos levantáramos y saliéramos disparados hacia el patio donde estaban colgadas nuestras medias y debajo de éstas se encontraban nuestros brillantes zapatos recién lustrados.

Todo estaba tal como lo habíamos dejado la noche anterior. Excepto que las medias y los zapatos estaban llenos hasta el tope con los generosos regalos... es decir, todos excepto los míos. Mis zapatos, muy brillantes, estaban vacíos. Mis medias colgaban sueltas en el tendedero y también estaban vacías.

Alcancé a ver las miradas de horror en los rostros de mi hermano y mis hermanas. Todos nos detuvimos paralizados. Todos los ojos se dirigieron hacia mamá y papá y luego regresaron a mí.

- Ah, lo sabía -dijo mamá. A Jesús no se le va nada. Él sólo nos deja lo que merecemos.

Mis ojos se llenaron de lágrimas. Mis hermanas trataron de abrazarme para consolarme, pero las rechacé con furia. Me dejé caer en los brazos de mamá. Ella era una mujer voluminosa y su regazo me había salvado de la desesperación y de la soledad en muchas ocasiones. Noté que ella también lloraba mientras me consolaba. También papá. Los sollozos de mis hermanas y los lloriqueos de mi hermano llenaron el silencio de la mañana.

Después de un rato, mi madre dijo, como si estuviera hablando con ella misma:

- No le quedó alternativa a Jesús. Tal vez el próximo año Felice decida portarse mejor.

De inmediato todos vaciaron el contenido de sus zapatos y medias en mi regazo.

- Ten -me dijeron-, toma esto.

- Felice -me dijo mamá-, ¿entiendes por qué Jesús no pudo dejarte regalos?

- Sí -respondí.

- Jesús nos recuerda que siempre tendremos lo que merecemos. No podemos evadirlo. Algunas veces resulta difícil entenderlo y nos duele y lloramos. Pero nos enseña lo que está bien hecho y lo que está mal y, así, cada año seremos mejores.

No estoy muy seguro de haber entendido en aquellos momentos lo que mamá quiso decirme. Sólo estaba seguro de que yo era amado; que me habían perdonado por cualquier cosa que hubiese hecho y que siempre me darían otra oportunidad.

Jamás he olvidado aquella Navidad tan lejana. Desde entonces, he llegado a comprender que he sido egoísta, malcriado, imprudente y quizá, en ocasiones, hasta cruel... pero nunca olvidé que cuando hay perdón, cuando las cosas se comparten, cuando se da otra oportunidad y amor sin límite, ¡Jesús siempre está presente y siempre es Navidad!

jueves, mayo 11, 2006

¿Y todo eso cabe en la Maleta?

Una vez leí una historia en The Employment Counselor [El consejero de empleo] en la que un joven cristiano se preparaba para viajar cuando su compañero de viaje entró en el cuarto para ver cómo le iba en los preparativos.

- ¿Terminaste de empacar? -le preguntó su amigo.

- Casi -dijo el joven. Lo último que me falta es una guía, una lámpara, un espejo, un microscopio, un volumen de buena poesía, un par de biografías, un paquete de cartas viejas, un libro de cantos, una espada, un martillo y una colección de libros que he estado leyendo.

- ¿Dónde vas a poner todas esas cosas? -preguntó de nuevo su amigo..

- Aquí mismo -replicó el joven.

Buscó su Biblia y la puso en la esquina de su maleta.

Leer la Biblia hará cosas asombrosas en su diario andar con Dios.

Del libro "Compañeros De Oración", de John C. Maxwell

martes, mayo 09, 2006

Amor incondicional

Muchas veces, olvidamos que, en amor incondicional, nadie puede superar al amor de una madre.

Cuando crecemos, llegamos a sentirnos autosuficientes y ajenos a nuestros padres. La lejanía y la distancia amorosa, depende, en gran medida, cuando somos mayores, sólo de nosotros mismos.

Si tienes la bendición de tenerla contigo, ámala ahora que puedes, y no asumas tontamente que ya lo sabe. Llénala de besos, como cuando eras pequeño. No dejes pasar este día sin haberle dicho cuánto la quieres.

Debo Ser

Debo ser fuerte sin ser rudo,
ser amable sin ser débil,
aprender con orgullo sin arrogancia,
aprender a ser gentil sin ser suave.

Ser humilde sin ser tímido,
ser valioso sin ser agresivo,
ser agradecido sin ser servil,
meditar sin ser flojo.

Por eso, Señor, te pido...

Dame grandeza para entender,
capacidad para retener,
método y facultad para aprender,
sutileza para interpretar,
gracia y abundancia para hablar.

Dame acierto al empezar,
dirección al progresar
y perfección al acabar.

Trecelíneas para vivir

No se podría esperar menos de García Márquez, realmente vale la pena leerlo con atención.

1. Te quiero no por quien eres, sino por quien soy cuando estoy contigo.
 
2 Ninguna persona merece tus lágrimas, y quien se las merezca no te hará llorar.

3. Solo porque alguien no te ame como tú quieres, no significa que no te ame con todo su ser.

4. Un verdadero amigo es quien te toma de la mano y te toca el corazón.

5. La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener.

6. Nunca dejes de sonreír, ni siquiera cuando estés triste, porque nunca sabes quien se puede enamorar de tu sonrisa.

7. Puedes ser solamente una persona para el mundo, pero para una persona tú eres el mundo.

8. No pases el tiempo con alguien que no esté dispuesto a pasarlo contigo.

9. Quizá Dios quiera que conozcas mucha gente equivocada antes de que conozcas a la persona adecuada, para que cuando al fin la conozcas sepas estar agradecido.

10. No llores porque ya se terminó, sonríe porque sucedió.

11. Siempre habrá gente que te lastime, así que lo que tienes que hacer es seguir confiando y solo ser más cuidadoso en quien confías dos veces.

12. Conviértete en una mejor persona y asegúrate de saber quien eres antes de conocer a alguien más y esperar que esa persona sepa quien eres.

13. No te esfuerces tanto, las mejores cosas suceden cuando menos te las esperas.

Ideales

El problema no esta en si la vida es fácil o difícil, sino en cómo reaccionamos ante los obstáculos...

Si un día te cierran una puerta, la solución no es romperte la cabeza contra ella, sino preguntarte si no habrá, al lado de ella y en la misma dirección, alguna otra puerta por la que puedas pasar.

En la vida hay que aceptar a veces salidas de emergencia, aunque nos obliguen a dar un pequeño rodeo. Procura, al mismo tiempo, tener siempre encendidas tres o cuatro ilusiones; así, si te apagan una, aún tendrás otras de las que seguir viviendo.

Distingue siempre entre tus ideales y las formas de realizarlos. Aquellos son intocables, éstas no. Si alguien le pone obstáculos a tu ideal, pregúntate si se opone de veras a tu ideal o a la forma en que estas realizándolo. Y no veas problema en cambiar de forma de buscarlo, siempre que sigas buscando el mismo ideal.

Aprende en la vida a ser tenaz, pero no confundas la tenacidad con la cabeza dura. No cedas ni en tus ideas ni en tus convicciones, pero no olvides que una verdad puede decirse de mil maneras y que no siempre vale la pena sufrir por ciertos modos de expresión.

Y cuando llegue una ola que sea mas fuerte que tú, agáchate, déjala pasar, espera... Y luego, ¡sigue nadando!

Amor de Madre

Un día, le preguntaron a un niño:

- ¿Qué parte del pollo te gusta más?

- Mmmm, a ver, pues... ¡la pechuga! Esa es la que más me gusta.

- Y ¿a ti? -le preguntaron al hermano menor.

- Pues... la piernita... ¡me gusta mucho!

Y así siguieron con cada uno de los seis hermanos. Cada uno disfrutaba decir e imaginar qué era lo que más les gustaba.

- Y... ¿su mamá? ¿Cuál parte come? ¿Le gusta también la pechuga o la piernita?

- No -le contestaron-, a ella lo que más le gusta son el pescuezo y las patas.

Los Tres Leones

En una selva vivían tres leones. Un día, el mono, el representante electo por los animales, convocó a una reunión para pedirles una toma de decisión.

- Todos nosotros -dijo el mono- sabemos que el león es el rey de los animales, pero tenemos una gran confusión: en la selva existen tres leones y los tres son muy fuertes. ¿A cuál de ellos debemos rendir obediencia? ¿Cuál de ellos deberá ser nuestro Rey?

Los leones supieron de la reunión y comentaron entre sí:

- Es verdad, la preocupación de los animales tiene mucho sentido. Una selva no puede tener tres reyes. Luchar entre nosotros no queremos ya que somos muy amigos... Necesitamos saber cuál será el elegido, pero, ¿cómo descubrirlo?

Otra vez los animales se reunieron y después de mucho deliberar, le comunicaron a los tres leones la decisión tomada:

- Encontramos una solución muy simple para el problema, y decidimos que ustedes tres van a escalar la Montaña Difícil. El que llegue primero a la cima será consagrado nuestro Rey.

La Montaña Difícil era la más alta de toda la selva. El desafío fue aceptado y todos los animales se reunieron para asistir a la gran escalada.

El primer león intentó escalar y no pudo llegar. El segundo empezó con todas las ganas, pero, también fue derrotado. El tercer león tampoco lo pudo conseguir y bajó derrotado.

Los animales estaban impacientes y curiosos; si los tres fueron derrotados, ¿cómo elegirían un rey?

En ese momento, un águila, grande en edad y en sabiduría, pidió la palabra:

- ¡Yo sé quién debe ser el rey!

Todos los animales hicieron silencio y la miraron con gran expectativa.

- ¿Cómo? -preguntaron todos.

- Es simple -dijo el águila. Yo estaba volando muy cerca de ellos, y cuando volvían derrotados en su escalada por la Montaña Difícil escuché lo que cada uno dijo a la Montaña. El primer león dijo: "¡Montaña, me has vencido!"; el segundo león dijo: "¡Montaña, me has vencido!"; el tercer león dijo: "¡Montaña, me has vencido, por ahora! Pero ya llegaste a tu tamaño final y yo todavía estoy creciendo.".

- La diferencia -completó el águila- es que el tercer león tuvo una actitud de vencedor cuando sintió la derrota en aquel momento.

Los animales aplaudieron entusiasmadamente al tercer león, que fue coronado El Rey de los Animales.

No tiene mucha importancia el tamaño de las dificultades o situaciones que tengas. Tus problemas, por lo menos la mayor parte de las veces, ya llegaron al nivel máximo, pero no tú.

Tú todavía estás creciendo y el Señor en ti es más grande que todos tus problemas juntos. Todavía no llegaste al límite de tu potencial y de tu excelencia. La Montaña de las Dificultades tiene un tamaño fijo, limitado. ¡Tú todavía estás creciendo!

lunes, mayo 08, 2006

Hubo un momento...

Hubo un momento en el que creías que la tristeza sería eterna; pero volviste a sorprenderte a ti mismo riendo sin parar.

Hubo un momento en el que dejaste de creer en el amor; y luego apareció esa persona y no pudiste dejar de amarla cada día más.

Hubo un momento en el que la amistad parecía no existir; y conociste a ese amigo que te hizo reír y llorar, en los mejores y en los peores momentos.

Hubo un momento en el que estabas seguro que la comunicación con alguien se había perdido; y fue luego cuando el cartero visitó el buzón de tu casa.

Hubo un momento en el que una pelea prometía ser eterna; y sin dejarte ni siquiera entristecerte terminó en un abrazo.

Hubo un momento en que un examen parecía imposible de pasar; y hoy es un examen más que aprobaste en tu carrera.

Hubo un momento en el que dudaste de encontrar un buen trabajo; y hoy puedes darte el lujo de ahorrar para el futuro.

Hubo un momento en el que sentiste que no podrías hacer algo; y hoy te sorprendes a ti mismo haciéndolo.

Hubo un momento en el que creíste que nadie podía comprenderte; y te quedaste boquiabierto mientras alguien parecía leer tu corazón.

Así como hubo momentos en que la vida cambió en un instante, nunca olvides que aún habrá momentos en que lo imposible se tornará un sueño hecho realidad. Por eso, nunca dejes de soñar, porque soñar es el principio de un sueño hecho realidad.

El diario

Un buen Hombre fue asaltado por unos ladrones que le robaron su cartera. Entonces él escribió lo siguiente en su diario:

"Señor, ayúdame a estar agradecido; primero, porque nunca antes he sido robado; segundo, porque aunque se llevaron la cartera, no me quitaron la vida; tercero, porque aunque se llevaron todo lo que tenía yo, no era mucho; y cuarto, porque fui yo quien fue robado y no quien robó."

domingo, mayo 07, 2006

El vaso de agua sucia

Una alumna de un colegio faltó a clases por una semana y otra compañera empezó a decir que la primera no asistía a clases porque estaba embarazada y se estaba haciendo un aborto.

La maestra escuchó los comentarios y llamó a la muchacha a su oficina y le dijo: "Por favor, tráeme un vaso de agua bien lleno". La estudiante se lo trajo y a continuación la maestra le dijo: "Tira toda el agua al piso". La muchacha titubeó, pero al final obedeció.

Después de derramar el agua en el suelo, la maestra le dijo: "Ahora, recoge el agua del piso y ponla en el vaso". "No se puede", dijo la alumna. La maestra le repitió: "Hazlo". La alumna, con paños y servilletas, recogió todo lo que pudo y así llegó a llenar medio vaso de agua, la cual ahora estaba sucia.

La maestra le dijo a la alumna: "Así es como ha quedado la fama y el honor de tu compañera. Aún cuando quieras reparar el mal que haz hecho, no podrás hacerlo totalmente. Sabes, tu compañera faltó a clases porque estaba en el entierro de su padre que falleció hace unos días".

El vaso de agua sucia

Una alumna de un colegio faltó a clases por una semana y otra compañera empezó a decir que la primera no asistía a clases porque estaba embarazada y se estaba haciendo un aborto.

La maestra escuchó los comentarios y llamó a la muchacha a su oficina y le dijo: "Por favor, tráeme un vaso de agua bien lleno". La estudiante se lo trajo y a continuación la maestra le dijo: "Tira toda el agua al piso". La muchacha titubeó, pero al final obedeció.

Después de derramar el agua en el suelo, la maestra le dijo: "Ahora, recoge el agua del piso y ponla en el vaso". "No se puede", dijo la alumna. La maestra le repitió: "Hazlo". La alumna, con paños y servilletas, recogió todo lo que pudo y así llegó a llenar medio vaso de agua, la cual ahora estaba sucia.

La maestra le dijo a la alumna: "Así es como ha quedado la fama y el honor de tu compañera. Aún cuando quieras reparar el mal que haz hecho, no podrás hacerlo totalmente. Sabes, tu compañera faltó a clases porque estaba en el entierro de su padre que falleció hace unos días".

Hubo un momento...

Hubo un momento en el que creías que la tristeza sería eterna; pero volviste a sorprenderte a ti mismo riendo sin parar.

Hubo un momento en el que dejaste de creer en el amor; y luego apareció esa persona y no pudiste dejar de amarla cada día más.

Hubo un momento en el que la amistad parecía no existir; y conociste a ese amigo que te hizo reír y llorar, en los mejores y en los peores momentos.

Hubo un momento en el que estabas seguro que la comunicación con alguien se había perdido; y fue luego cuando el cartero visitó el buzón de tu casa.

Hubo un momento en el que una pelea prometía ser eterna; y sin dejarte ni siquiera entristecerte terminó en un abrazo.

Hubo un momento en que un examen parecía imposible de pasar; y hoy es un examen más que aprobaste en tu carrera.

Hubo un momento en el que dudaste de encontrar un buen trabajo; y hoy puedes darte el lujo de ahorrar para el futuro.

Hubo un momento en el que sentiste que no podrías hacer algo; y hoy te sorprendes a ti mismo haciéndolo.

Hubo un momento en el que creíste que nadie podía comprenderte; y te quedaste boquiabierto mientras alguien parecía leer tu corazón.

Así como hubo momentos en que la vida cambió en un instante, nunca olvides que aún habrá momentos en que lo imposible se tornará un sueño hecho realidad. Por eso, nunca dejes de soñar, porque soñar es el principio de un sueño hecho realidad.

viernes, mayo 05, 2006

Salvavidas o Yate

Predicaba a un grupo de personas adultas, sobre cómo Dios es mucho más de lo que nosotros esperamos de Él; sin embargo, no recurrimos a Él como debiéramos.

Ponía el ejemplo de una persona en alta mar, quien se está ahogando y en medio del temor clama por un salvavidas que le permita mantenerse a flote y no morir. En ese momento pasa un yate y le arroja dicho salvavidas, el cual le puede mantener a flote mientras el yate le rescata. ¿Acaso ese hombre sólo agradecería y querría quedarse con el salvavidas sin subir al yate?

Pues bien, muchos de nosotros pasamos nuestra vida pidiendo a Dios salvavidas, y una y otra vez pedimos que nos manden uno, pero no deseamos subir al yate de Dios. Preferimos estar a flote apenas sobreviviendo a nuestros problemas, dejando de lado la gran oportunidad de servir a Cristo y entregarle nuestras vidas.

Nos dedicamos a clamar a Dios para que nos ayude, pero no para que nos rescate. Y cuando sentimos que tenemos algo que nos mantenga a flote, nos olvidamos de Dios, dejando de lado nuestra misma salvación.

Si te encuentras atribulado y en medio de problemas, dudas y temores. Levanta tu vista al Cielo, clama y no pidas un salvavidas, pide un yate y atrévete a seguir el camino no flotando a la deriva, sino guiado por el Capitán por excelencia, aquel que calla al trueno y a la tormenta y a quienes éstas obedecen. El poderoso y omnipotente. Cristo Jesús.

Arturo Quirós Lépiz

miércoles, mayo 03, 2006

Ángel cautivo

Un día, el Papa Julio II miraba a Miguel Ángel, uno de los más grandes escultores de todos los tiempos, atormentándose por tallar rápidamente un bloque del mármol.

Él le preguntó: "Pero, ¿por qué esculpe tan fuertemente?"

Miguel Ángel le contestó: "¿Acaso no ve que hay un ángel cautivo en ese trozo de mármol? Lo que hago es apurarme para tratar de liberarlo".

Libera el potencial ilimitado que hay en ti. Reconocer nuestra fragilidad humana, es el mejor camino para liberar al ángel que vive en nosotros.

martes, mayo 02, 2006

Espigas

Enviado al campo para ver si estaba ya a punto para ser segado, el muchacho volvió a su padre y le dijo:

- Me parece que la cosecha será muy pobre, padre mío.

- ¿Por qué? -le preguntó éste.

- Porque he notado que la mayor parte de las espigas están dobladas hacia abajo, como desmayadas, seguramente que no valen nada.

- ¡Mi hijo pequeño! -le dijo su padre- Has de saber que las espigas que viste dobladas, lo están por el peso del grano, en tanto que las que están levantadas, rectas hacia el cielo, pueden hacerlo porque están medio vacías.

Así en la vida de los hombres. Cuando alguno levanta la frente lleno del mal orgullo, es porque en su interior tiene bien poco peso de juicio.

El hombre sabio, cuanto más sabe, más siente la humillación de lo que le falta saber. El hombre de verdad noble de corazón, no puede enorgullecerse de ello, porque conoce cuánto más noble debería ser.

Distancias

Un día, un sabio preguntó a sus discípulos lo siguiente:

- ¿Por qué la gente se grita cuando están enojados?

Los discípulos pensaron por un momento...

- Porque perdemos la calma -dijo uno-... Por eso gritamos.

- Pero, ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? -preguntó una vez más. ¿No es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enojado?

Los hombres dieron algunas otras respuestas pero ninguna de ellas satisfacía al maestro. Finalmente él explicó:

- Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras más enojados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia.

Luego preguntó:

- ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran? Ellos no se gritan sino que se hablan suavemente... ¿Por qué? Sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña.

Y continuó:

- Cuando se enamoran más aún, ¿qué sucede? ¡No hablan! Sólo susurran y se vuelven aún más cerca en su amor. Finalmente no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así es cuán cerca están dos personas cuando se aman.

Luego el sabio concluyó:

- Cuando discutan, no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras que los distancien más... Llegará un día en que la distancia sea tanta que no encontrarán más el camino de regreso.

Una respuesta suave calma el furor, mas una palabra hiriente aumenta la ira.

Proverbios 15, 1

(Desconozco su autor)