Pensamientos

Ideas y Pensamientos que rondan en mi mente y en la mente de otros.

viernes, mayo 26, 2006

El segundo traje

Cierta vez un hombre visitó a su Rebe, Rabí Ierajmiel de Pshisja, y le relató su problema.

- "Rebe, soy un sastre. Con los años gané una excelente reputación por mi experiencia y alta calidad de mi trabajo. Todos los nobles de los alrededores me encargan sus trajes y los vestidos de sus esposas. Hace unos meses, recibí el encargo más importante de mi vida.

El príncipe en persona escuchó de mí y me solicitó que le cosiera un ropaje con la seda más fina que es posible conseguir en el país. Puse los mejores materiales e hice mi mejor esfuerzo. Quería demostrar mi arte, y que este trabajo me abriera las puertas a una vida de éxito y opulencia.

Pero cuando le presenté la prenda terminada, comenzó a gritar e insultarme: ¿Esto es lo mejor que puedes hacer? ¡Es una atrocidad! ¿Quién te enseñó a coser?

Me ordenó que me retirara y arrojó el traje tras de mí. ¡Rebe, estoy arruinado!. Todo mi capital estaba invertido en esa vestimenta, y peor aún, mi reputación ha sido totalmente destruida. ¡Nadie volverá a encargarme una prenda luego de esto! ¡No entiendo qué sucedió, fue el mejor trabajo que hice en años!"

- "Vuelve a tu negocio", dijo el Rebe, "descose cada una de las puntadas de la prenda y cóselas exactamente como lo habías hecho antes. Luego llévala al príncipe."

- "¡Pero obtendré el mismo atuendo que tengo ahora!", protestó el sastre. "Además, mi estado de ánimo no es el de siempre".

- "Haz lo que te indico, y Dios te ayudará", dijo Rabí Ierajmiel.

Dos semanas después, el sastre retornó.

- "¡Rebe, usted ha salvado mi vida! Cuando le presenté nuevamente el ropaje, el rostro del noble se iluminó: ¡Hermoso!, exclamó. ¡Este es el más hermoso y delicado traje que haya visto!

Me pagó generosamente y prometió entregarme más trabajo y recomendarme a sus amigos.

Pero Rebe, deseo saber ¿cuál era la diferencia entre la primer prenda y la segunda?"

- "El primer traje", explicó el Rebe, "fue cosido con arrogancia y orgullo. El resultado fue una vestimenta espiritualmente repulsiva que, aunque técnicamente perfecta, carecía de gracia y belleza. Sin embargo, la segunda costura fue hecha con humildad y el corazón quebrado, transmitiendo una belleza esencial que provocaba admiración en cada uno que la veía".

Fray Fernando Rodríguez