¡Daría la vida!
Una mujer se acercó al violinista Fritz Kreisler después de un concierto y le dijo efusivamente: "Oh, ¡yo daría la vida por tocar como usted!". Él le contestó serenamente: "Eso es exactamente lo que hice yo."
¡Qué gran ejemplo el de este violinista! Si hay personas en este mundo que dedican sus vidas enteras para dominar un arte o una disciplina, cuánto más nosotros como hijos de Dios deberíamos presentarle una vida cristiana de excelencia y demostrarle así, que Él no sólo vale la pena, ¡vale la vida!
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