Vocación
Muchas veces nos preguntamos si "estamos llamados para...", un cuestionamiento personal que descubre nuestros
más profundos temores, pero también nuestros más profundos sueños y anhelos. La vocación tiene que enfrentarse a
lo desconocido, con una vida que no imagina, que no la posee, porque no la ha vivido. Enfrentarse a un mundo que no
va a escoger, sino que va a caer en él, un mundo que lo cuestiona y aterra, pero al mismo tiempo lo incentiva y
proyecta.
La vocación es soñar, hombre de Fe, tan débil como las flores y sus pétalos, y tan fuerte y decidido como las espinas
de las rosas. La vocación enfrenta una misión que no ha vivido, un carisma que aún no ha estrenado, una vida que no
ha experimentado a fondo, una realidad nueva y desafiante, llena de retos y posibilidades.
La vida es una aventura de Fe, donde se camina en medio de brasas ardiendo, lagos peligrosos y rutas tortuosas, un
hombre que camina para aprender y aprende al caminar, sabiendo que durante y hasta el final estará Dios y su alma,
su alma y Dios.
Tu vocación vive en ti, esperando a que correspondas a su llamado, un llamado que se hace fuerte cada vez que
conquistas tu propia vida, que te emocionas con tus resultados, que comprendes y aprendes de tus limitaciones, una
senda de luz que descubre el secreto mejor guardado de los hombres: su misión.
<< Home